1. El viaje más largo sin paradas. Lo realiza la aguja colipinta (Limosa lapponica) con viajes continuos sobre en el océano Pacífico de ocho días y 11.500 km sin escalas.
2. El viaje más corto. En este apartado podrían entrar miles de especies sedentarias. La gráfica muestra el gallo oscuro (Dendragapus fuliginosus), que en invierno tan sólo desciende 300 metros en Las Rocosas americanas. Pero movimientos de este tipo son frecuentes en las aves.
3. El viaje más largo. El charrán ártico (Sterna paradisea) se mueve entre ambos polos a lo largo del año, criando en latitudes boreales e invernando en latitudes meridionales, lo que supone hasta 96.000 km en un sólo año.
4. El viaje a mayor altitud. Aunque la mayor altitud a la que se ha constatado un ave son los 12.500 metros a los que chocó
un buitre moteado (Gyps rueppelli) en Costa de Marfil en 1973, la migración regular que realiza un ave son 7.300 metros que efectúa el ánsar indio (Anser indicus) sobre el Himalaya dos veces al año. Otras especies realizan esta misma migración, como la grullas damisela (Anthropoides virgo).
Migración de la aguja colipinta (Limosa lapponica) 4BBRW en 2020. Hasta esa fecha es el viaje sin escalas más largo que se conoce.
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