Enseñat (2019) demuestra que la reintroducción del águila perdicera (Aquila fasciata) en Mallorca, iniciada en 2011, ha tenido efectos negativos para el águila calzada (Hieraaetus pennatus). El resultado una disminución en la cantidad de parejas de águilas calzadas, así como un cambio en su distribución.
El águila perdicera se extinguió en las Islas Baleares en la década de 1970 debido a la caza y a la electrocución. Entre 2011 y 2017 se liberaron 41 ejemplares en la Sierra de Tramuntana, creando una población aparentemente sostenible, formada por siete parejas y 27 individuos en 2017. Enseñat (2019) ha analizado los efectos sobre el águila calzada, que comparte hábitat y dieta, con una población abundante en Baleares, donde presenta dos dos características singulares: es sedentaria y anida en acantilados y no en arboles. Para ello comparó el número de parejas y la distribución en los años 2009 (base de datos) y 2019 (trabajo de campo). Se eligieron dos áreas: la isla en su conjunto y 51 km² de la Sierra de Tramuntana con presencia de águila perdicera. El resultado observado es una drástica disminución de la población de águila calzada, 83 a 19 parejas, y de su densidad, de 1 pp/0,61 km² en 2009 a 1 pp/2,68 km² en 2019. En la zona de presencia de águila perdicera, se mantuvo en seis el número de parejas de águila calzada (1 pp/8,5 km²), pero varió la distribución, alejándose de la zona central. Esta interacción es comparable a la descrita entre el cárabo (Strix aluco) y el búho real (Bubo bubo), pues tanto las águilas como los búhos son depredador y presa potenciales uno de otro
Carola Enseñat Herrero (2019). Efecto de la reintroducción del águila de Bonelli (Aquila fasciata) sobre la abundancia y la distribución espacial del águila calzada (Hieraaetus pennatus) en la isla de Mallorca. Máster Universitario en Biología de la Conservación. Facultad de Ciencias Biológicas. Universidad Complutense de Madrid.
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