Las ciudades son quizás los hábitat más artificiales en la actualidad, siendo sus condiciones ambientales muy hostiles a la presencia de animales y plantas. En el caso de las aves, también tiene ventajas, como mayor cantidad de comida disponible, menos depredadores o ser menos frío en invierno. Pero en conjunto, son muy pocas las especies que logran colonizar y adaptarse a las ciudades; aunque algunas que lo han hecho han tenido un enorme éxito poblacional (por ejemplo, el gorrión común y la paloma bravía/doméstica).
Un estudio realizado en España (Toledo), Francia (Orsay) y Dinamarca (Bronderslev), todas ellas ciudades medianas, comparan 55 especies de aves agrupadas en 50 pares similares, estando una más adaptada a las ciudades que la otra (Moller y Díaz, 2017). Algunos de estos pares fueron gorrión común/gorrión
molinero, tórtola turca/tórtola común, paloma torcaz/paloma zurita y
pico picapinos/pito real (ver imagen).
Los autores concluyen que el proceso de colonización de las ciudades da lugar a una rápida evolución de rasgos y comportamientos. Las aves que ocupan las ciudades evitan la entrada de otras especies similares, creando cierto aislamiento que favorece la microevolución citada. La especie que llega primero es la que coloniza el nicho ecológico vacío que ofrecen las ciudades. Pueden cambiar sus rasgos (tamaño corporal total o de ciertas partes) y sus hábitos. Por lo general se vuelven tolerantes a la presencia humana, son más flexibles en su dieta, se reproducen antes y durante más tiempo y sufren menos tasas de parasitismo y depredación.
Ello hace que estas especies tengan más descendencia que cuando viven en el campo y alcancen finalmente mayores abundancias.
Anders P. Møller y Mario Díaz. 2017. Niche segregation, competition, and urbanization. Current Zoology
DOI/10.1093/cz/zox025/3611535
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